jueves, 4 de mayo de 2017

El viejo dolor de los revolucionarios

Ficha del Documento

1. Autor ( quien es, que cargo desempeña?
 Fernando Araújo Vélez, periodista
2. Titulo del documento
El viejo dolor de los revolucionarios
3Identificación espacial y temporal. (cuándo y dónde se produjo o se dio a conocer este documento)
El 29 de Abril de 2017
4.Naturaleza del texto (carta, decreto, discurso, libro, panfleto, etc.)
Opinión
5. Tipo de documento (fuente primaria = escrita en la misma época en que acontecieron los hechos descritos; o secundaria = escrita con posterioridad a los hechos relatados)
Secundaria
6. Destinatario (a quién estaba dirigido, ante quién fue dado a conocer)
Fue dirigido al público
7. Ideas principales del documento
Las palabras y personas, de lo que sicedia antiguamente ahora solo se podria usar para ls farándula actual.
8. ¿Cuál es la intención del autor?
Darnos a conocer a que tan grande extremó a podido llegar la farándula, tanto asi que ya elimina terminos simplemente por moda.
9. opinión personal: escriba mínimo un párrafo en donde plasme su criterio personal sobre el texto  
Es cierto lo que el autor dice, ya que "culturas", simplemente las van sacando, por que no tienen el estilo de palabras que es necesario usar, o tan bién ignoran temas que para muchos podrian ser importantes, pero se dejan llevar solo por la moda, la cual siempre estará constante pero nunca sera importante en realidad.


En estos días sin revoluciones, en estos días tan quietos, pienso en las viejas revoluciones y voy concluyendo que la palabra revolución pasó de moda, y me sorprendo y me angustio al comprender que las palabras y los conceptos pasan de moda, y que siempre hay alguien arriba o abajo que decide hacerlas pasar de moda porque no le convienen. Pasaron de moda las frases conciencia de clases y lucha de clases, y se enterraron las palabras proletariado, insurgencia, rebelión, y los manteles, como escribía Octavio Paz, dejaron de oler a pólvora, y los referentes, los viejos y luminosos referentes, también pasaron de moda, y ya pocos hablan de Lenin o de Trotski, de Marx o de Engel, de Rosa Luxemburgo o de Aleksandra Kollontái, de María Cano o de Teófilo Forero, y si hablan o escriben de ellos suele ser para satanizarlos.
Aquellas viejas palabras fueron reemplazadas por confort, alegría, obediencia, humildad, y el olor a pólvora se transformó en olor a dinero. La lucha bajo una consigna común, la disciplina, el endurecimiento bajo el fuego del riesgo constante que iban conformando a los revolucionarios, según Trotski, se convirtió en una competencia por aparentar, en un cumplir horarios dejando pasar el tiempo, sentados ante una computadora absorbiendo lo que quieren que absorbamos, basura, y en debilidad y facilismo. El lugar de los antiguos referentes, aquellos que dieron la vida por una causa, su causa, o aquellos otros que inventaron sus mundos con una pluma o un pincel, un piano o una cámara, ciegos, epilépticos o atormentados, fue ocupado por las estrellas de la farándula, a quienes volvimos ejemplos que seguimos porque lo importante era y es y será salir en la tele.
Y miramos hacia un lado y hacia otro, y ya nada huele a pólvora, porque hasta a la palabra pólvora la han proscrito. Y miramos hacia adelante y sólo percibimos más confort, más basura, más debilidad, más sonrisas postizas y más estrellas rutilantes que no dicen nada, porque precisamente no decir nada vende, adormece, nos mantiene en zonas de comodidad y nos aleja de aquel viejo dolor que era la esencia de los revolucionarios.

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